domingo, 13 de enero de 2013



En aquella estancia
tan sola y tan tuya,
tan cerca y tan lejos,
me dejé a la debida prudencia
-a los caprichos del tiempo-,
y en la lejanía
te amé,
como el día ama
cuando empieza la noche
-entregada al espacio imposible-;
y en aquél día frío -de manos heladas-
de casi tanto
como el que sufre
el corazón embarrado
en el destierro,
se hubiesen deshecho
los témpanos –digo-
sólo con que tus párpados
hubiesen acariciado los míos.

Fotografía Klik Disparos.

3 comentarios:

  1. Nada podemos contra los caprichos del tiempo pero si algo puede remendar heridas son palabras como las tuyas.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Puedes ponerte en contacto en este correo que ademas figura en la home del blog
    a.estilografica@gmail.com
    Un saludo
    Jose

    ResponderEliminar
  3. Puedes ponerte en contacto en este correo que ademas figura en la home del blog
    a.estilografica@gmail.com
    Un saludo
    Jose

    ResponderEliminar